Breve antología de la música para planchar, de la balada petarda, lacimógena-depresiva..
Por Oscar Trujillo Marín
Hace unos meses hice en este blog una entrada acerca de “esa banda sonora personal” que cada uno tiene. Fue divertido hacer memoria, hubo algunas coincidencias con muchos de ustedes, y en general, es obvio que en cada nación hay una importante base melódica compartida. Todos tenemos una banda sonora y ahí caben desde canciones de cuna, pasando por Chopin, Bach, rancheras, boleros, tangos, hasta “baladitas” de AC DC, o Iron Maiden, reggaee, salsa, vallenato, electrónica etc., según el ambiente y la influencia del medio en que se críe la criatura. Me repele leer, o escuchar entrevistas de artistas populares pero muy esnob, músicos o cantantes “de sangre azul” o gente del “ambiente cultural” que ante la pregunta de ¿Cuáles fueron los cantantes, músicos o escritores que más influyeron para encontrar tu vocación? Contestan con bastante hastío y displicencia: “Bueno, yo es que decidí ser rockero o músico a los 10 años escuchando a Miles Davis, Jhon Coltrane, Ray Charles…Rostropovich” ...si, si, claro… luego nombran un par de anónimos “blues man” de New Orleans, un par de grupos “underground” ignotos de Nepal y Kazajstán, y un compositor bielorruso que nadie conoce, contemporáneo de Mozart, al cual, -obviamente no nombran- por considerarlo “demasiado popular”. Lo mismo si es un escritor relamido y esnob, nos dirá que aprendió a amar la literatura (incluso a leer) con el Ulyses de james Joyce a los 12 años, con el infumable Rodaballo de Günter Grass a los 14, y con las obras completas de Sartre y los seis tomos de “en busca del tiempo perdido” de Proust, a la tierna edad de 16 años… ¡ay! en caso de ser cierto… ¡pobrecitos! Se perdieron esa bonita época que la gente suele llamar infancia... Mas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Que Opinas?