Es una tarde soleada de domingo de 2008 en una granja del noroeste del Sudáfrica. Un niño pequeño trae a unos amigos para ayudar a su padre y a su hermano mayor con las tareas típicas de granjero africano. Al rato, el niño se cansa y se tumba sobre el césped. Cae en un sueño profundo. De hecho, a simple vista se diría que ha muerto. En estas, llega un hombre blanco con un rifle de cazador en su mano; en la otra, un móvil con la que toma fotos del crío. El padre y los amigos se ríen viendo la escena mientras el blanco sugiere que trasladen al niño a la sombra. Tiene, además, otra idea: ¿por qué no darle el móvil al padre para que él pueda posar junto al niño con el rifle como si lo hubiera cazado? A todos les parece una idea muy divertida.
Tres años después, esa misma foto ha ultrajado a Sudáfrica, un país sobre el que todavía pesan décadas de racismo institucional.
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Uno de los periódicos líderes del país, el Sunday Times, encontró la imagen como foto de perfil de un usuario de Facebook y la publicó en su portada. Pedían a la policía que tomara cartas en el asunto, sin saber que todo era una broma y que ya había sido investigado hacía años. ¿Un hombre blanco con un rifle de cazador posando triunfalmente junto al cadáver de un niño? Inaceptable. La foto fue recogida por varios medios internacionales, entre ellos nuestro blog, y numerosos grupos de defensa de los derechos humanos se llevaron las manos a la cabeza. El asunto en convirtió, como puedes comprobar, en una polémica de primer orden.
Estos días, los padres del chico se han visto obligados a dar la cara ante la prensa para explicar que no están enfadados ni ofendidos. De hecho, se confiesan desorientados por la relevancia que ha cobrado lo que para ellos fue una broma que habían olvidado. Aclaran que, después de tomar la fotografía, el niño se despertó y posó con el rifle como si hubiera cazado al hombre blanco. No entienden por qué una cosa es diferente de la otra. "Nos pareció divertido que el chico se durmiera como si estuviera muerto", explica el padre. "[El hombre blanco] me dijo que debería auparlo y dejarlo en las sombras; me pidió también que tomara una foto con él. Tenía el rifle que usa para disparar palomas, así que le di permiso para posar con el niño y el arma".
Los mismos padres se sorprendieron en su día al recibir la visita de la policía. Por lo visto, habían encontrado el móvil en la escena de un accidente cerca de Schweizer Reneke y vieron la foto. "Querían saber quién era el niño y si estaba bien. Les explicamos todos y les llevamos a la escuela del chico para que lo vieran. Nunca estuvo en peligro ni le pasó nada malo; solo nos reímos y nos olvidamos del asunto", prosigue el padre, confuso por tener que explicar lo mismo una y otra vez.
En cuanto al hombre blanco, lo definen como una buena persona: "No odia a los negros; le gusta jugar con los niños y se los lleva de paseo cuando viene a la granja. Adora a mi hijo, y cuando se porta bien en el colegio, le da dinero", confiesa. Ahora, el abogado del hombre teme por su seguridad. Aunque la polémica suscitada por la fotografía no ha llegado al pueblecito en el que viven, les preocupa que "alguien que no sepa la verdadera historia le reconozca y pueda ponerle en peligro. No es racista, como se dice de él; de hecho le sorprende todo lo que ha pasado y no entiende cómo la fotografía ha llegado a los medios"
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